Por Josefina Ríos Octubre 3, 2009

En 2002, el matemático Sergio Fajardo (53), un reconocido académico colombiano, decidió dar un giro a su tranquila vida universitaria y entrar al ruedo político. Su plan era convertirse en alcalde de Medellín para desde ahí cambiar el rostro de la ciudad, teñido por el narcotráfico y la violencia.

Ajeno a las estructuras partidarias tradicionales de Colombia, Fajardo optó por un camino independiente. Montó una plataforma integrada por profesionales de diversas áreas y se puso junto a ellos literalmente a caminar. Recorrió a pie varias veces la ciudad, incluso aquellos barrios tomados por narcos o paramilitares. Contra todos los pronósticos, a fines del 2003, Fajardo resultó electo. Una vez en la alcaldía el matemático -y su equipo- contaba con la confianza de la ciudadanía, que lo había visto caminar con la camisa arremangada por las calles. "Con toda esta experiencia a cuestas apenas estuvimos a la cabeza del municipio elaboramos un mapa del desarrollo humano de la ciudad para definir laz zonas con mayores necesidades: eran los lugares donde encontramos mayor violencia y pobreza", explica Fajardo.

Con esta radiografía bien clara se pusieron manos a la obra. "Debíamos llegar con rapidez e intensidad a las zonas donde se radicaba el dolor y la destrucción", dice el hoy ex alcalde -terminó su mandato el 2007- y precandidato presidencial para las elecciones del 2010.

-Durante su gestión en Medellín usted apostó fuerte por el urbanismo como herramienta de inclusión social. ¿Por qué?

-Para llevar esperanza donde había destrucción. Apostamos por recuperar el territorio y hacer intervenciones urbanas integrales. Buscamos romper con la idea de que en un barrio pobre cualquier cosa que hagas les da ganancias. Nos propusimos entonces intervenir los espacios públicos de los barrios donde viven los más modestos con las obras más hermosas y estéticas de la ciudad y llevar buena infraestructura a esos lugares donde jamás soñaron que llegaría.

-¿Cómo lo hicieron concretamente?

Medellín

-Empezamos a construir parques biblioteca y nuevos colegios. Remodelamos lo que estaba en mal estado. Emprendimos planes medioambientales y mejoramiento de las viviendas.

Los parques bibliotecas son espacios públicos donde en torno de un moderno edificio -que contiene salas de lectura, exposiciones, música, teatro, cafetería, etc- se erigen espaciosas áreas verdes. Es uno de las principales estrellas del plan de Fajardo. Quizá porque resume su estrategia: muy buena arquitectura -las edificaciones son espectaculares- sumada a un proyecto integral. En barrios marginales.

"No es que el gobierno comunal llegara, construyera, entregara y se fuera. Por ejemplo, un año y medio antes de construir un parque biblioteca comenzábamos en el barrio -todos muy humildes- con las talleres de lectura, de cuentos, capacitación en internet, etc. De tal manera que cuando la biblioteca se inauguraba, toda la comunidad se encontraba en el punto máximo de euforia y ávida de utilizar las nuevas instalaciones. No sólo era una obra: era un programa social asociado desde el día cero -fecha en que se anunciaba el proyecto- hasta el último día cuando se entregaba", dice Fajardo.

Las encuestas que maneja Fajardo hablan de que estos parques biblioteca son hoy la principal atracción de la ciudad. "Como será que incluso se han convertido en lugares de turismo", agrega.

Otra innovación es cómo lograron recuperar los barrios tomados por los narcos

Medellín

-Existe un programa de conexión de las poblaciones más aisladas con el metrocable. Concretamente son dos sistemas de teleféricos. Durante nuestra gestión terminamos uno que ya había comenzado a construirse e hicimos otro nuevo. Con esta obra abrimos las puertas a esos barrios que estaban bloqueados por la violencia. 

-¿Por qué descartaron la implementación de políticas públicas de forma paulatina?

-Habitualmente lo que sucede en distintas ciudades del mundo es que primero el municipio hace un colegio, dos años y medio después construye una cancha de fútbol, a los cuatro inaugura otra obra y así sucesivamente. Sin embargo, bajo esa modalidad la ciudadanía no siente el real impacto de las medidas. Para que los paquetes de políticas públicas sean efectivos se deben llevar a cabo de forma simultánea. Ahí reside su fuerza. En este esquema, la arquitectura tiene un papel fundamental pues permite recuperar el espacio público, darle la dignidad y luego entregar calidad. Cada intervención social tiene una expresión física tangible.

-¿Recibieron ayuda financiera del gobierno nacional para la concresión de estos programas sociales?

-En Colombia el poder de los municipios es altísimo, en oposición a lo que pasa en Chile donde todas la políticas sociales se definen de manera muy centralizada. Aquí recibimos transferencias del gobierno central, pero a la vez generamos recursos propios a través del recaudo del impuesto a la industria y el comercio y el impuesto predial -tributo que pagan los dueños de propiedades, cuyo monto depende del lugar donse se ubica el bien raíz-.

-¿Qué presupuesto manejó para llevar a cabo esta transformación ciudadana?

-Lo primero: si uno no roba, rinde mucho más la plata. Luego: si haces una buena gestión, se ahorran varios recursos.

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